lunes, 24 de agosto de 2009
lunes, 29 de junio de 2009
De dónde habrá salido E= mC2
De dónde habrá salido E= mC2
Por: Ricardo Jiménez Aguado
Seguramente cuando un genio logra algo maravilloso detrás de ello hay algo simple y claro que va evolucionando. En el caso de Einstein quizá en su fórmula E= mC2 también haya sido igual. Si bien es cierto su origen judío, también se sabe que estudió en escuelas cristianas.
Aunque a nadie le consta si lo que viene continuación es cierto o no, considero que el ejercicio intelectual es válido, y alguno puede encontrar más respuestas y rumbos a partir de esto. Por ello me he decidido a escribirlo.
Un poco en ingeniería de reversa y un regreso en el tiempo, nos colocaría frente a un alumno en sus clases de catecismo: “el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo no hay tres Dioses, sino un solo Dios”. En esta Trinidad [...] las Personas son co-eternas y co-iguales: todas, igualmente, son increadas y omnipotentes.
[...] Dios es uno en esencia y trino en personas, tres elementos distintos forman una misma sustancia, pero distintos en la forma el uno del otro: “¿Has visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿qué hace el panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero una única sustancia”.
[...] así se dice de Dios: Él es uno en la naturaleza, Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un solo Dios porque única e idéntica es la naturaleza de Dios". Todo para explicar algo bastante complejo como lo es la Santísima Trinidad.
Ahora quizá lo moderno sería ese pensamiento que en Einstein más adelante se expresaría en: E= mC2.
Así de simple E= mC2 igual a la Santísima Trinidad ó viceversa que es lo más adecuado si anteponemos la teología. La “E” es la energía, el origen de todo Dios en esencia, “m” la energía convertida en materia el hijo de Dios hecho hombre. Finalmente “C2“ (la velocidad de la luz al cuadrado) el Espíritu Santo.
Los dos primeros elementos no son difíciles de entender, pero el Espíritu Santo es algo muy especial. Sin embargo, hay indicios que nos van acercando, desde que aprendíamos que el Espíritu Santo se manifestaba en forma de lenguas de fuego, o en el rezo como cuando oía a mi abuela decir: “Espiritu Santo espíritu divino, fuente de luz...”.
En pinturas la representación es semejante a la luz de una vela, a una flama o llama. Al fin y al cabo luz, no importa cuan tenue lo sea.
Más allá del que la materia no se crea ni se destruye, solamente se transforma, Einstein sostiene que la materia también tiene otra salida que es convertirse por aceleración en energía. Si nos metemos literalmente en E= mC2 entenderemos que a pesar de ser seres materiales en nosotros está Dios y nosotros en Dios. Pero ¿donde queda el Espíritu Santo?
Visto que “C2 “ es aceleración o velocidad de la luz, entonces. Lo que nos mueve es el Espíritu Santo, es la inspiración que nos hace cambiar de materia a energía. Materialmente puede estar en nuestro pulso, en el latido del corazón o en la velocidad de nuestro pensamiento. Que lo hace más rápido o más lento. ¿Por qué camino a cierta velocidad? ¿Por qué llegué a un lugar hasta este momento? ¿Por qué respiro tan de prisa o tan profundo?.
Todo esto tiene que ver con la velocidad en que se desplaza la materia, con la velocidad con que llegamos, o con la que nos detenemos cuando no tenemos un espíritu que nos aliente o impulse. Algunos decimos que algo sale mal cuando no hay espíritu de lucha, cuando no hay espíritu de equipo, que por eso generalmente se pierden las grandes batallas.
Pero ¿Por qué elevado al cuadrado?. Ya era mucho la velocidad de la luz (300 mil kilómetros por segundo) como para multiplicar la cantidad por sí misma. El aspecto más relevante de la velocidad de la luz es que por sí misma supone un límite físico. No obstante Einstein decide elevarlo al cuadrado.
Ahora con las enfermedades transmisibles como la Influenza, hemos vivido que una persona puede contagiar a otra, y esa persona contagiar a más; que la transmisión cuando es incontrolable es exponencial, como una reacción en cadena. Que 204 significa que 20 personas transmiten a otras 20, y esas 20 a otras 20...cuatro veces... dando como resultado una propagación en 160,000 personas.
Cuando aplicamos esto a velocidad de la luz y la multiplicamos por si misma elevándola al cuadrado y consideramos que también es por segundo (multriplicamos), la cifra está más allá de nosotros y más cerca de la eternidad.
En este sentido, la eternidad para serlo no debe tener principio ni fin, porque no sería eterna. ¿Acaso algo de esto nos querría decir Einstein?. O visto en la fórmula de E= mC2 en donde el hombre multiplica su potencial material cuando adquiere verdaderamente su sentido de la eternidad y entonces es igual a “E” o a su entendimiento del Él. En fin, para mi como creyente, la Santísima Trinidad, ahora es algo más que “Un dogma tan misterioso que presupone una revelación divina”, sino un divino dogma que está en todo mi ser, mi entorno y que va más allá de este mundo material.
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